En un hecho inédito, el desierto del Sahara experimentó inundaciones por primera vez en al menos 50 años, tras intensas lluvias que cayeron durante dos días en septiembre en la región sureste de Marruecos. Este fenómeno revivió lagos que generalmente permanecen secos, sorprendiendo a los residentes y causando asombro en los medios de comunicación.
A diferencia de las lluvias esporádicas que suelen darse en la zona, este evento trajo consigo casi 20 centímetros de lluvia en algunas áreas, impulsado por un sistema de baja presión. Las impactantes imágenes de lagos formados entre las dunas y las palmeras capturaron la atención mundial, pero también generaron preocupación entre los climatólogos, quienes advierten que se prevén más precipitaciones en el futuro como consecuencia del cambio climático.
Este evento no solo resalta la vulnerabilidad del Sahara ante los fenómenos climáticos extremos, sino que también plantea importantes preguntas sobre las implicaciones del cambio climático en regiones habitualmente áridas.