En los últimos días, el nombre de Marilyn Cote se ha convertido en tendencia mundial, luego de que se destapara el polémico caso sobre la veracidad de su trayectoria académica y profesional.
Cote, quien se promocionaba como psiquiatra y aseguraba ser egresada de la Universidad de Harvard con un doctorado en neurociencias, enfrentó una ola de críticas al descubrirse que tales afirmaciones eran falsas.
La abogada, que utilizaba una cédula presuntamente falsa para recetar medicamentos psiquiátricos, se hacía pasar por la “mejor especialista en desórdenes mentales en Estados Unidos y Países Bajos”.
Cote ofrecía servicios de psiquiatría tanto en México como en Estados Unidos, afirmando tener la capacidad de curar la depresión en tan solo ocho días.
Esto, sumado al hecho de que recetaba medicamentos controlados a sus pacientes, generó preocupación por las implicaciones para la salud de quienes la consultaban.
En su página web, Cote se presentaba como “Egresada del Centro de Desórdenes Mentales de la Universidad de Oslo” y aseguraba haber recibido reconocimientos internacionales en psicodiagnóstico.
Sin embargo, ninguna de las instituciones mencionadas avala su formación o premios.
La Verdad Detrás de la Educación de Marilyn Cote
Tras la investigación del caso, se reveló que Marilyn Cote sí posee un alto nivel educativo, pero no en las universidades de prestigio que ella afirmaba.
De acuerdo con los registros de la Secretaría de Educación Pública (SEP), Cote cuenta con una licenciatura en Derecho por la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP), obtenida en el año 2000 y respaldada por la cédula profesional 3092101.
En 2013, Cote obtuvo una maestría en Criminalística en el Colegio Libre de Estudios Universitarios, con cédula profesional 8220643.
Su preparación continuó y, en 2017, obtuvo la cédula 10278650 de la Escuela Libre de Psicología, la cual la acredita como doctora en Psicología.
Este descubrimiento ha causado un revuelo en redes y en la comunidad médica, que cuestiona la ética y responsabilidad de quienes buscan ejercer en áreas tan delicadas como la salud mental sin la formación adecuada.
La divulgación del caso ha abierto un debate sobre la necesidad de verificar las credenciales de los profesionales de la salud y las posibles consecuencias de difundir información falsa sobre las propias capacidades y logros académicos.