Dos frutas exóticas que cada vez ganan más popularidad en los mercados mexicanos son el rambután y el lichi.
Ambas destacan por su sabor dulce, su apariencia llamativa y sus propiedades nutricionales, además de que su consumo se ha vuelto más común durante las temporadas de calor.
¿Qué es el rambután?
El rambután (Nephelium lappaceum) es una fruta tropical originaria del sudeste asiático. Su nombre proviene del malayo “rambut”, que significa “cabello”, haciendo referencia a su peculiar cáscara rojiza cubierta de suaves espinas o pelitos. Al abrirla, revela una pulpa jugosa, blanca y translúcida, con un sabor dulce similar al de la uva o el lichi.
En México, su cultivo se ha expandido principalmente en estados del sureste como Chiapas y Veracruz, donde el clima cálido y húmedo favorece su producción.
¿Y el lichi?
El lichi (Litchi chinensis) también es originario de Asia y se reconoce por su cáscara rojiza y rugosa que se desprende fácilmente para revelar una pulpa blanca, firme y muy dulce. Aunque es más pequeño y menos espinoso que el rambután, su sabor es igual de apreciado. En nuestro país se cultiva principalmente en Veracruz, Puebla y Oaxaca.
Propiedades nutricionales
Tanto el rambután como el lichi son frutas ricas en agua, lo que las hace ideales para hidratarse durante la temporada de calor. Entre sus beneficios nutricionales destacan:
- Alto contenido de vitamina C: fortalecen el sistema inmunológico.
- Antioxidantes naturales: ayudan a combatir el envejecimiento celular.
- Bajo contenido calórico: ideales para dietas ligeras.
- Fibra: favorecen la digestión.
Minerales como el potasio y el hierro: importantes para el corazón y la circulación.
Temporada en México
La temporada de producción del rambután en México va de junio a septiembre, aunque puede extenderse hasta octubre dependiendo del clima. Por su parte, el lichi tiene una temporada más corta, que usualmente abarca de mayo a julio, con su punto máximo de cosecha en junio.
Durante estos meses, es común encontrar ambas frutas en tianguis, supermercados y puestos ambulantes, muchas veces ya peladas y listas para consumir.
¿Cómo se comen?
Ambas frutas se comen crudas, simplemente retirando la cáscara y desechando la semilla del centro. También se pueden usar en ensaladas, postres, aguas frescas, mermeladas y hasta cocteles.