Un reciente estudio presentado en la reunión de la Sociedad Estadounidense de Química revela que los chicles podrían liberar cientos de microplásticos directamente en la boca. Aunque el estudio aún está en revisión y no ha sido publicado, los investigadores indican que un gramo de chicle puede liberar un promedio de 100 microplásticos, y algunos tipos superan los 600. Considerando que un chicle pesa alrededor de 1.5 gramos, se estima que cada uno podría liberar aproximadamente 150 microplásticos.
Los científicos sugieren que una persona que mastica alrededor de 180 chicles al año podría ingerir cerca de 30,000 microplásticos, lo que, según el autor principal del estudio, Sanjay Mohanty, es una cantidad relativamente menor en comparación con otras fuentes de microplásticos, como el agua embotellada, que puede contener hasta 240,000 partículas por litro. Curiosamente, se detectó que la mayoría de los microplásticos se liberan en los primeros ocho minutos de masticar el chicle.
Los investigadores analizaron cinco marcas de chicle sintético y cinco de chicle natural, descubriendo que ambos tipos contenían microplásticos. Lisa Lowe, estudiante de doctorado en UCLA, expresó su sorpresa ante la abundancia de microplásticos en ambas categorías, donde el chicle sintético, que utiliza polímeros derivados del petróleo para su textura, es el más común en los supermercados.
Sin embargo, David Jones, investigador de la Universidad de Portsmouth, cuestionó la presencia de ciertos plásticos que normalmente no están en los chicles, sugiriendo que podrían tener otra fuente, como el agua consumida durante el estudio. A pesar de ello, consideró que los hallazgos generales no eran sorprendentes.
La cuestión de los microplásticos y su impacto en la salud humana sigue generando debates. Estas partículas, de menos de cinco milímetros, han sido detectadas en diversas partes del cuerpo humano, pero no hay certeza sobre sus efectos. Mohanty advirtió que, aunque existen preocupaciones, no hay pruebas concluyentes que establezcan una relación directa entre los microplásticos y problemas de salud.
Este estudio resalta una vía poco explorada por la que los microplásticos ingresan al organismo, invitando a la reflexión sobre el consumo de productos cotidianos y su posible impacto en la salud a largo plazo.